miércoles, octubre 12, 2005

Macroeconomia, Oligopolios y Pobreza

Articulo Publicado en el Periodico Hoy el 11 de octubre del 2005
No hay duda de que la prudente gestión del presidente Fernández en los primeros 12 meses ha sido coronada de éxitos macroeconómicos. Si bien no tiene una “varita mágica” los números no dan espacio a duda de los logros. Sin embargo, de acuerdo con Gallup el 61.7 % de los dominicanos entiende que la cosa ‘ta mala.

Los últimos números disponibles a junio del 2005 señalan un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de un 5.8%; logro extraordinario, sobre todo mientras se enfrenta un incremento en los precios del petróleo que está poniendo de rodillas incluso las economías desarrolladas. La reducción de la tasa de cambio de $42.11 a $29.09 de agosto 2004 a agosto del 2005 está definitivamente por encima de las expectativas de todo el mundo, aquí y fuera.

¿Entonces de que se queja la gente? Aclaremos que la gente no incluye comentaristas y sus correspondientes interactivos que producen “análisis objetivos” por los medios. La gente en que estoy pensando son obreros que viven en Haina y trabajan en zona franca, o en Manganagua y se quedaron sin empleos o madres solteras profesionales que trabajan en un banco y no les alcanza para mantener sus hijos en Ciudad Nueva.

Lo primero que debemos establecer es el costo social de la crisis de finales del 2002 a finales del 2004. En abril del 2004 publiqué un artículo en este periódico donde hablaba de los “damnificados de la crisis”. En el citaba pronósticos catastróficos diversos que nos decían que el mundo se estaba acabando; y efectivamente, se acabó.

El ingreso per cápita medido en dólares de los dominicanos fue de $2,536 en el 2002, $1,907.40 en el 2003 y $2,102.20 en el 2004 según el Banco Central. Si efectivamente terminamos al año con un crecimiento de 6%, nuestro per cápita subirá a $2,228.30, o sea, lo mismo que teníamos en el 1999. Mandrake el Mago, Tamakun el Vengador Errante y las Hadas Madrinas tendrían que integrarse al gabinete de gobierno para crecer el 22.6% que hace falta para volver al 2002.
El PIB per cápita es un “truco de cámara”; según el Banco Mundial el 20% más pobre de la nación recibe sólo el 5.09% del PIB. En otras palabras, 1.8 millones de dominicanos viven con RD$43.97 diario. Si a usted le bajan el sueldo al que tenía hace cinco años “grita como un chivo”, sin embargo, si usted tiene un sueldo, el que sea, es un privilegiado. Si es cajero en Rentas Internas y en el 2002 se desayunaba con un huevo hervido, todavía puede comerse medio huevo por el mismo precio. Si usted vive en Manganagua, trabajaba en una constructora que quebró y se quedo sin empleo se fuñó. Algunas de sus expectativas son:
Opción 1: Meterse en campaña para buscarse un carguito. Lo más posible es que de los dos millones que votaron por el PLD, haya entre 200 y 400 mil buscando empleos; usted tiene menos de un 10% de probabilidad de conseguir algo, y esto asumiendo que a su primo que tenía una “botella” en Salud Pública en el gobierno anterior lo hayan botado.
Opción 2: Se va para Puerto Rico en yola o compra un “machete” para irse a Nueva York; Olvídelo, cuestan entre $30 y $50 mil pesos.
Opción 3: Un “pana” del colmadón le dice que hay una vieja que vive a seis cuadras a la que todos los fines de mes le llega una remesa de Italia de una hija bailarina. La doña vive con una nieta de seis años, hija de la bailarina, y solo hay que asechar cuando llegue el mensajero.
No se que opción tomará el amigo de Manganagua, pero todas son malas.
Seguro pensará usted que le queda la opción de buscar empleo; veamos: Los damnificados de la crisis están en los sectores de la economía que decrecieron del 2002 al 2004: Agricultura, Manufactura, Construcción, Comercio, Electricidad y Agua, Transporte y Finanzas. Aplicando las tasas de decrecimiento del PIB sectorial a la tabla de empleo por actividad económica del 2002 publicada por el Banco Central encontramos que esto arroja un decrecimiento neto de -4.5% repartido en -5.4% entre los hombres y -3.1% entre las mujeres. Si este decrecimiento se reflejó directamente en el empleo significa 178,000 nuevos desempleados del 2002 al 2004. El golpe ha sido especialmente brutal para los hombres que constituyen la inmensa mayoría del sector agrícola y construcción.
Los mecanismos de defensa de la personalidad que describió Sigmund Freud enseñan que el deseo reprimido se torna en frustración y esta a su vez se manifiesta en forma de ira y violencia. 178 mil jóvenes, pobres, con poca educación y sin empleo es el caldo de cultivo donde se hace demagogia radial y televisiva diaria. No me sorprende que estemos enfrentando la mayor ola de violencia cívica de nuestra historia.
El gobierno del Presidente Fernández está haciendo todo lo que la prudencia y el FMI aconsejan hacer a nivel macroeconómico para salvar la situación: contener el déficit cuasi fiscal, mantener el gasto controlado y mantener la prima estable evitan una corrida inflacionaria. Sin embargo, esta es la receta de una poblada como las que ya han provocado las prescripciones del FMI en Tailandia, Filipinas, Indonesia y Ecuador por ejemplo.
La racionalidad económica dice que si se reduce la prima del dólar los precios deben bajar por el alto componente importado de nuestra balanza de pagos; en la realidad esto no es así. Este es un mercado pequeño, oligopólico, donde dos o tres agentes controlan el precio del pollo, el arroz, la habichuela, los botellones de agua, los detergentes, el café, la azúcar, y un largo etc. Toda esa gente perdió muchos millones con la devaluación del peso, de manera que muchos siguen liquidando sus importaciones a $35.00 por uno para “empatar” las pérdidas del 2003 y 2004. Si las ventas bajan, despiden empleados y como quiera ganan más en términos absolutos; esa es la racionalidad microeconómica.

Si ahora, no mañana, no se comienza a tomar medidas de microeconomía para reducir el sufrimiento de dos millones de pobres, preveo lo peor. ¿Medidas como qué?
Los pobres que compran pollo “matao” en las mesas de los barrios a $27 pesos la libra necesitan que Inespre les reduzca el precio a la mitad. Hecho a través de los puestos de Inespre esto llega a las clases más necesitadas; no veo las señoras de Naco y Bella Vista fajadas en un puesto de Inespre para conseguir cuartos de pollo a $13.00, arroz a $5.00 y habichuelas a $9.00.
Lo que si veo desde ahora, es que cuando se anuncie el concurso para comprar los cuartos de pollos, aparecerán los abanderados del libre comercio, acusando al gobierno de querer quebrar la industria avícola y la agricultura del país. Veo al JAD alegando que para qué se luchó por proteger contra el TLC al pobre productor local de las importaciones de rubros básicos: arroz, habichuela y pollo (la comida de los pobres) por 20 años. Veo a los economistas programeros explicando los subsidios de los países desarrollados a sus agricultores. Para no abusar, vamos a sugerir que todo el arroz se traiga de Vietnam, bombardeado por franceses y americanos por 50 años (y sin subsidios); el pollo se traiga de Brasil (sin subsidios también), para apoyar el gobierno de Lula y toda la habichuela… pues de EE. UU., para no buscarnos bochinches con “La Embajada” (aunque la subsidien).
Esta propuesta es simplista. Pero es que en teoría (y ahí esta la debilidad) en los mercados de competencia imperfecta el efecto malsano del oligopolio y la fijación de precios se combate con regulación. Sin embargo, está demostrado que los dominicanos somos incapaces de controlar con normativa ningún mercado: veamos si no los mercados eléctricos, de telecomunicaciones y bancario. El mercado eléctrico es catastrófico, oligopólico e insaciable en su búsqueda de beneficios de corto plazo, empujando los usuarios a robarse la luz y al gobierno a subvencionar sus ineficiencias. El mercado de telecomunicaciones, también oligopólico, es sencillamente ignorado, con tarifas insultantes que hacen que en los 30 países más desarrollados del mundo que forman la OECD el costo de tres minutos de llamada telefónica celular es US$0.10, mientras en nuestro país es tres veces eso. El mercado bancario, mientras nos dejaron a nosotros la regulación fue la fuente de esta catástrofe económica por la que estamos pasando, gracias a la crisis llegaron los organismos multilaterales a “meternos en cintura”.
La sabiduría de los globalizadores habla de la “Mano Invisible del Mercado”, como elemento de ajuste de las inequidades de precio. Esa mano está sólo en la imaginación de los que crean en su existencia en un mercado pequeño, aislado, con un estado fiscalista y tutelado por organismos multilaterales a quienes sólo les importa que al final “las cuentas tienen que cuadrar” según dijera Keneth Rogoff, Consejero Económico y Director del Departamento de Investigación del FMI en una mesa redonda con Joseph Stiglitz. Mientras la estrategia económica que nos venden los globalizadores es la apertura, en nombre de la protección de una “seguridad alimentaria” que no existe se mantiene expoliado al consumidor dominicano, vendiéndole productos malos y caros porque no tenemos “la capacidad tecnológica” para competir, ni los subsidios. No tendremos la capacidad tecnológica mientras en lugar de cosechadoras se compren yipetas y en lugar de invertir en investigación y desarrollo de nuevas variedades se invierta en apartamentos en Miami. Los Tailandeses y los Vietnamitas no necesitan subsidios para su arroz, ni los brasileños para su pollo y pueden darle la vuelta al mundo para ponerlo aquí a la mitad de precio que nuestros “heroicos” empresarios agrícolas. La obligación del Estado Dominicano es hacer más competitivos los sectores que tienen ventajas comparativas rompiendo los oligopolios que dominan sus insumos, no crear competitividad artificial protegiendo ineficiencias y oligopolios.
La pregunta inmediata es ¿y que ha de ser de las personas que dependen de la industria avícola, del arroz y de las habichuelas en el país? Si la forma de que se pueda producir estos rubros aquí es que sean más caros que en New York, París o Madrid entonces se aplica el dicho de Aristóteles: “el bien de los muchos pesa más que el de unos pocos”. ¿O acaso usted cree que al “hecha días” de las fincas de Macorís el arroz le es mas barato que a usted?
Puede decirse que ya estamos haciendo lo que se puede en subsidio focal con los programas “Comer es Primero” y “Solidaridad”; analicemos los números. Un adulto que se come media libra de arroz, 4 onzas de habichuela y 4 onzas de pollo recibe 68 gramos de proteína (121%, de sus requerimientos mínimos diarios), 17 gramos de grasa y 1,472 calorías. A los precios actuales, los tres ingredientes básicos de ese menú cuestan RD$20.12 en el supermercado donde hago la compra de mi casa. A los precios que los podría vender Inespre costaría RD$8.00, en el cuadro de abajo se concluye que a una familia de 4 personas esta rebaja equivaldría a RD$1,454 pesos mensuales de ahorro.
Vamos a hacer algo contra el desempleo. Hace casi 5 años el Banco Interamericano de Desarrollo está probando el programa de “Micro Empresarios Camineros” con mucho éxito. Este programa lo constituye el entregarle el mantenimiento vial a grupos de gentes que viven en la misma carretera dotándoles de algunos implementos y equipos de mantenimiento. La Secretaria de Obras Públicas tiene una nómina supernumeraria que no da mantenimiento; pero es que en muy pocos países desarrollados el mantenimiento vial lo produce el estado. En la mayoría de ellos estos servicios son contratos que se adjudican por concurso. En los que no, como en Dinamarca, el estado lo financia cobrando impuestos al traspaso de la propiedad de vehículos que casi duplican el valor del mismo. ¿Porqué no salir de un parque de equipo costosísimo, cuya vida útil es mínima por el descuido antológico del estado y que está tirado en los talleres de la SEOP? El proyecto de Micro Empresario Caminero ha demostrado que se puede contratar el mantenimiento con pequeños contratistas que adquieran estos equipos, contraten los mejores operadores de la SEOP y trabajen el mantenimiento de obras con personal de las mismas comunidades, dándole trabajo a miles en su lugar de asentamiento. Si esto atenta contra algo es contra las comisiones en las compras de equipo y asfalto.
Los esfuerzos de política macroeconómica del actual gobierno están beneficiando principalmente a los oligopolios que manipulan la microeconomía para incrementar sus ganancias, a costas del hambre de los pobres. Acostar un hijo con un pan y un jarrito de agua de azúcar no entiende que no se puede resolver en un año una crisis macroeconómica. Tener una hija que se prostituye en un cabaret de la San Vicente de Paúl y callarse la boca porque es la que pone la comida en la mesa, no entiende que el Consenso de Washington promueve el libre juego de la demanda y la oferta. Regresar a su casa a las cinco de la tarde con los bolsillos vacíos después de un día de pasear por obras paralizadas no se resuelve con que el perfil de los Certificados de Participación del Banco Central haya mejorado.
Aristóteles dice en su Ética que la virtud dirigida al bien común es justicia. La virtud de la Prudencia dirigida al bien común de los 1.8 millones de dominicanos que tiene que vivir con $44 pesos al día es de la que habla Isaías (61: 1-2): "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. No esperemos, este puede ser el año agradable del Señor para los pobres dominicanos.
El autor es consultor empresarialEmail: federico@promarketdr.com, http://tomandoencuenta.blogspot.com/

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