Este es un chiste que me envia Eduardo Martinez de New Jersey. Pone en un contexto muy gracioso lo que todos pensamos de los dominicanos: somos desorganizados como nacion, pero graciosos en nuestra ignorante "naiveté".
El arcángel Gabriel va a ver al Señor y le dice: "Tengo que hablar contigo. Hay dominicanos aquí que están causando muchos problemas... --A ver, empiézame a contar-- dice el Señor. --Mira, se subieron en la reja de la entrada y se están meciendo sobre ella como si fuera un columpio; mi trompeta ha desaparecido misteriosamente, aunque a cada rato la oigo sonar en la lejanía con un ritmo pegajoso, pero demasiado alborotado. Además, tienen las túnicas salpicadas de habichuelas rojas y café con leche; han subido a sus perros en las carrozas celestiales y los alimentan con longaniza; se han quitado las aureolas y andan con gorras de peloteros o sombreros de pajilla. No quieren barrer las escaleras del cielo y se ponen a bailar con las escobas; el suelo de la cocina está lleno de semillas de naranja agria, salpicaduras de sofrito, pulpa de mamey y cenizas de tabaco. Y, como si fuera poco, están organizando peleas de gallos en las nubes y andan volando por ahí con una sola ala y diciendo:
¡Me la comí, que vaina'e , si muevo el ala rápidamente vuelo como un colibrí, vaya, soy el matatan! Ah, y los que puse a cantar en el coro se la pasan gritando "¡oye que rico mami...!" y repiten un estribillo raro: "Tin, marín de dos pingué, cucara mácara títere fue".
Tras oír pacientemente al angel, el Señor contestó: "Los dominicanos son dominicanos, Gabriel, y eso no se puede remediar. El cielo es el hogar de todos mis hijos con sus defectos y virtudes.
Pero si quieres enterarte de lo que son problemas graves, llama al diablo y verás una realidad muy distinta. Gabriel va hasta el teléfono y llama al diablo. --Oigo-- contesta Satanás. --Hola, soy yo Gabriel, es que quería... --Coño, espérate un minuto-- interrumpe el diablo y tira el teléfono. Al cabo de unos segundos regresa. --"Bueno, aquí estoy de nuevo, ¿qué puedo hacer por ti? --¿Estás teniendo algún problema con los dominicanos que recibiste en el infierno?-- indaga Gabriel. --Oye, `pérate un minuto, ahora mismo te contesto, pero tengo que chequear algo-- dice Satanás y sale corriendo. --Perdona la demora, Gabriel. ¿Qué fue lo que me preguntaste?-- pregunta el diablo cinco minutos después. --Que si estás teniendo problemas con los dominicanos que llegaron al infierno?-- repite Gabriel. --Pero, ¿qué carajo está pasando aquí? ¡Qué coño es esto, muchacho'!- -grita el diablo exasperado--. Espera, enseguida estoy contigo.
Satanás suelta el teléfono y regresa a los 15 minutos jadeando. --Oye Gabriel, perdona, pero no te puedo atender ahora. Imagínate que estos cabrones dominicanos han apagado el fuego del infierno y están tratando de instalar un aire acondicionado.
Eduardo Martinez BT Global Service Voice Group
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