"Creo que el tema de las preferencias de políticos (y de empresarios, el gobierno y hasta los curas locales), por asesores extranjeros, es un tema con varias caras. Comenzando por los dinosaurios, existe un problema de transparencia. El equipo de campaña de Clinton, o de Nicolás Sarkozy son de dominio público, no así quienes asesoraron a Jacinto Peynado ó al Presidente Fernández. Parece que se entiende que el dar a conocer unos técnicos, de alguna manera "mata" la aureola de liderazgo mesiánico que se le quiere adscribir, lo mismo al MVP que a Candelier. Nuestros políticos no quieren pertenecer al nuevo concepto de liderazgo innovador de J. J. Linz, que no incluye al hombre providencial, que todo lo sabe y puede. Habla de "personas", en plural, gente capaz de actuar en lo personal y en el colectivo.
Estos no "hacen" cosas: dirigen procesos sociales. Este líder aglutina gente capaz, con quien tiene comunidad de creencias, principios éticos y conducta. Por otro lado está el tema, bien sustentado por cierto, de que este es un país de gente bruta. De igual manera que la riqueza está extremadamente mal distribuida, la cultura e inteligencia son todavía más desiguales. La aguda escasez de estos elementos produce un efecto paradójico: en lugar de seguir la ley de oferta y demanda, haciéndose más caros por su escasez, provocan el desprecio de los que han alcanzado el éxito económico o político.
En una sociedad que no tiene normas, ni leyes, ni principios, ni penalidades, el éxito material se aleja del que se apega a estos. La maldición de la inteligencia y la cultura es que te retuercen la conciencia cuando escoges hacer el papel de Judas. El estúpido no tiene ese problema, sencillamente la yipeta más grande es la medida de su relevancia como ser humano. ¿Y para qué necesita un exitoso miembro de la Yipetocracia a un "desarrapao" que ni casa en La Romana tiene, para que le aconseje? Finalmente está nuestro nunca bien ponderado "Complejo de Guacanagarix".
Hasta los organismos multilaterales lo han asumido. Nuestras autoridades locales, con apoyo y complicidad de esos organismos, han establecido una norma discriminatoria de remuneración a los consultores criollos, que pone un tope del equivalente a US$5,600 mensual, para un consultor senior con calificaciones superiores (Maestría o PhD); no existe límite para uno internacional. Quizás la explicación de todo está en una estrofa de un poema de Schiller "Contra la estupidez, hasta los mismos dioses luchan en vano."
(Federico Martínez es consultor internacional de marketing.)
Publicado en el Listín Diario del 2 de agosto del 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario