En inglés se conocen como "Swing Vote", pero no estoy seguro que la traducción castellana transmita el sentido que tiene en su idioma original. Este análisis se hace con el propósito de determinar la firmeza del voto a los fines de una elección.
El mismo parte de los datos publicados por la Junta Central Electoral; no voy a cuestionar su validez, pues si ese es el caso, entonces no existe forma de hacerlo. Con esta salvedad, voy a analizar los datos como están y ya veremos si el análisis hace sentido.
En la gráfica 1 se muestra la variación entre los votos presidenciales obtenidos en una elección comparado con los obtenidos por el mismo partido en las elecciones anteriores. De estos datos se sacan varias observaciones:
Lo primero que se hace evidente es que del 1982 al 1990 el que gana y el que tiene mayor crecimiento en su población votante no es el mismo. En 1982, 86 y 90 el PLD mostró un crecimiento en sus votos con relación a la votación anterior de alrededor de 200,000 votos, pero no ganó. Esto probablemente se explica porque absorbió una gran parte de los nuevos votantes.
El PRD, ganando en el 82, prácticamente no tuvo cambio en su votación con relación a la anterior, pero su pérdida de votos fue menor que la del PRSC. En el año 86, el PRD saco menos votos que en el 84 y aquí aparece la primera evidencia de votantes pendulares. Casi 200 mil votos abandonaron el PRD pasándose al Reformista y PLD.
En el 1990 se da una situación que pudiera lucir paradójica; el PLD sigue su tendencia creciente en los votos, que parece haber sacado de Perredistas y Reformistas por igual, pero no gana las elecciones a pesar de que la JCE reporta más votos presidenciales del PLD que del PRSC. Gran lio y finalmente Balaguer se las apaña para quedarse.
Ya en el 1994 aparece otra evidencia de votantes pendulares. Una gran polarización entre el PRD y el PRSC crea una crisis y se intercambia fraude por período más corto. En esta ocasión no está claro a quien favorece el voto pendular; PRSC y PRD ambos tienen un gran crecimiento de sus votaciones con relación al sufragio anterior. Lo que es incuestionable, es que 250 mil votantes abandonaron al PLD para votar por otro.
En el 1996 es evidente que la mayoría de los 800 mil votantes pendulares que abandonaron el PRSC pasaron a engrosar los votos del PLD. Con un millón más que en las elecciones anteriores, el PLD recuperó los 250 mil votos que había perdido en las elecciones del 94 y capitalizó los 800 mil del PRSC. La transferencia de los votos se hace más evidente cuando se comprueba que sólo 42 mil 800 personas menos votaron en la segunda vuelta, a pesar de que el PRSC, ya eliminado, había sacado más de 400 mil votos en la primera vuelta.
En el año 2000 se inaugura definitivamente el tiempo del voto pendular. 700 mil votantes se mudan del PLD, una gran parte (400 mil) de regreso al PRSC y otros al PRD, e Hipólito se va en la primera vuelta.
En el 2004 el votante pendular madura. El PLD recupera los 671 mil que había perdido en el año 2000 y le suma una buena parte de los 470 mil que pierde el PRSC y 373 mil que reduce el PRD.
En conclusión, al 2004 teníamos ya por lo menos 800 dominicanos votantes que no tienen fidelidad partidaria y que votan por el que ellos entienden que le conviene. En el 2000 los votantes pendulares fueron el 21.0% de los votantes, y la ventaja del PRD sobre el PLD fue un 24.9%. En el 2004 los votantes pendulares fueron el 23.1% y la ventaja del ganador fue de 23.2%. Evidentemente, los votos pendulares deciden el ganador y el margen de ventaja.
El motivo de la instauración en RD del voto pendular se halla en la desaparición de los liderazgos mesiánicos. La gente que votaba por Balaguer, Bosh o Peña Gómez no necesitaba una razón; votar en contra de sus líderes históricos equivalía a traición. Votar por Leonel, Vargas Maldonado o Amable va a necesitar muchas razones; algunas serán de peso, otras de pesos.
En las clases marginadas la pobreza y la ignorancia refuerzan el espíritu mágico-religioso del pueblo, esa es la materia prima del mesianismo. Aunque de mala calidad, la educación básica ha avanzado en el país, y a medida que nos alejamos de la pobreza rampante de los 12 años hay menos "creyentes" dados a seguir líderes a fe ciega. Por otro lado la pérdida de valores morales desarrolla una actitud indiferente, auto centrada que se refleja en el "lo mío adelante". Gran mercado electoral, en el pueblo llano funciona lo mítico probablemente en los grupos de mayor edad y el trago, la chercha y la dádiva entre los jóvenes.
En la clase media la cosa es más difícil. Aun con la mala calidad cultural de la educación superior, el nivel de formación es mayor, las necesidades básicas están cubiertas y la capacidad crítica está presente. Este grupo, si bien no el más numeroso de la sociedad, probablemente tiene la mayor cantidad de votos pendulares. Sin adscripción fanática, sobre-informados, con más que perder y cargando con la mayor parte del costo del estado dominicano estos analizan las ofertas electorales y votan por el que les pinte que les "puede resolver" sus quejas y aspiraciones.
¿Qué nos dice esto para las próximas elecciones? Como en el juego de los bazares, adivinar "donde está la bolita" se está poniendo cada vez más difícil. Ahí afuera más de un 20% de los electores no tienen afiliación partidaria y su voto habrá que conseguirlo no con banderolas y caravanas. Unos pedirán "lo mío alante" y otros pediremos que nos digan que van a hacer por la maltratada patria que nos dejo Duarte.
LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS
El autor es consultor de negocios.
Email: federico@promarketdr.com
Publicado en el Periodico Hoy del 30 de julio, 2007
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