La segunda pregunta en mi encuesta se refiere a la forma en que la gente voto en últimas elecciones.
En las últimas elecciones, yo: | |
Voté por quien podía hacer lo mejor por el país | 58% |
Voté por el menos malo | 20% |
Voté en contra de otro candidato | 10% |
No voté | 6% |
No me acuerdo por quién voté | 6% |
Me compraron el voto o me obligaron a votar | 0% |
Me sorprendió la respuesta otra vez. Con frecuencia se dice que los dominicanos no votamos a favor de alguien, si no en contra de otro. Esta no es la experiencia que refleja las respuestas de mis entrevistados de clase media, y esto me llena de esperanza.
Creo que decimos que votamos en contra del que está como una forma de escurrir el bulto y asumir que escogimos el menor de dos males. Esta opción tuvo solamente el 20% de las opiniones. Que el 58% de los entrevistados haya ejercido su voto como reflejo de su convicción personal es un acto de responsabilidad social.
En contra de otro candidato votó el 10%. Y es que en la política, aquí como en todo el mundo, el voto negativo sirve como motivación importante. Siempre existe alguna idea o persona a la que hay que detener, y con ello se nos pretende convencer de elegir un mal menor. Buena lección: no me hables de lo malo del otro candidato, dime que vas a hacer tú.
La próxima pregunta de alguna manera proyecta lo que piensan los entrevistados de nuestra campaña actual. A la pregunta: “Las próximas elecciones las ganará el candidato/partido:” las respuestas fueron:
Las próximas elecciones las ganará el candidato/partido: | |||||
Indispensable | Muy Importante | Indiferente | No es muy Importante | Ninguna Importancia | |
Con más publicidad y propaganda | 36% | 43% | 6% | 11% | 4% |
Que más dinero gaste | 40% | 34% | 6% | 13% | 6% |
Que mejor comunique sus ideas | 32% | 34% | 17% | 13% | 4% |
Que mejor hable | 19% | 45% | 15% | 15% | 6% |
Que tenga más experiencia en hacer las cosas bien | 15% | 26% | 28% | 17% | 15% |
Con mejor programa de gobierno | 15% | 22% | 15% | 20% | 28% |
Que sea más honesto | 21% | 15% | 21% | 23% | 21% |
Los consultados proyectan aquí la forma en que entienden que se ganan los votos en esta sociedad. Evidentemente en contradicción con la primera pregunta, donde los entrevistados entienden que la “preocupación por el bienestar de los electores” es la principal característica que quisieran ver en un candidato político, y el “tener dinero” es la última, aquí proyectan la realidad que están viendo a su alrededor.
El ruido publicitario es lo que el 79% de la muestra entiende hará la diferencia entre ganador y perdedor. Más publicidad, más propaganda, más dinero gastado. Fiesta de los medios, y recuerdo a Marshall McLuhan, “El Medio es el Mensaje”.
¿Hasta donde es esto la reacción elitista de una pequeña burguesía que se entiende conciente de su interpretación de la política, pero está separada e incomunicada de la gran masa proletaria a quienes se idiotiza con slogans de tres o cuatro palabras? Ese aislamiento es la actitud que creó la Venezuela de hoy en día, donde la clase media, separada de la gran masa empobrecida no interpreta ni encarna las necesidades de justicia y le abre el juego a un coronel que represente los irredentos.
De igual manera que la clase media de Venezuela consumió sus energías creadoras bebiendo Etiqueta Negra y haciendo compras en Miami, la clase media dominicana se centra en yipetas y torres de lujo, anestesiada frente a la necesidad de millones de compatriotas que apenas tienen para comer.
En el otro extremo los valores positivos: ser honesto y tener un buen programa de gobierno quedan de último. Y es que los de clase media estamos convencidos que la democracia se encuentra en las manos de una gran masa de votantes a quienes no les importan los principios, no les importan los valores, y por supuesto, no les importa el futuro de la patria. Nos hemos entregado. Asumimos que somos capaces de votar por el que mejor puede hacerlo por el país, pero la gran masa no; me temo que además es cierto.
Lo malo en esto es que siempre han sido los intelectuales, activistas nacidos en la clase media, los que han motorizado los grandes cambios sociales, pero para que esto sea así hay que actuar, sin embargo nuestro patrón no es ese. No se nos ocurre, sentados en un “sushi bar” de Naco, incluir en nuestra discusión los cambios que hay que hacer en la representatividad y en los mecanismos de control de esta democracia caribeña. Es más importante entre las damas las cortinas de 15 mil dólares que les hizo una decoradora de moda y entre los caballeros el plasma de 72 pulgadas que se acaban de comprar.
Y así vamos de elección en elección arropados por el voto zigzagueante de una gran masa en cuya ignorancia se apoya la política populista e irresponsable, liderados por una pequeña burguesía trepadora que se atraganta de poder tan pronto lo tiene al alcance y ante los ojos de una clase económicamente poderosa que tiene cuenta y apartamento en Miami, por si acaso.
Juan Pablo Duarte, el fundador de esta nación escribió ya en la hora postrera de su final destierro “¿Qué más se quiere del patriota? ¿Se quiere que muera lejos de su patria, él que no pensó sino en rescatarla; y con él sus deudos, sus amigos, sus compañeros, sus compatriotas que no sean bastante viles para humillarse y adorar el poder satánico que adueñado de la situación hace más de veinte años, dispone a su antojo del honor, de la vida, de las propiedades, de los mejores servidores de ese pueblo heroico hasta en el sufrimiento y tan digno de mejor suerte?”. Era así entonces; lo sigue siendo.
LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS
El autor es consultor de negocios.
Email: federico@promarketdr.com
Publicado en el Periodico Hoy el 24 de mayo del 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario