Hace mucho tiempo que no hago un estudio de mercado; durante los primeros años de mi ejercicio profesional era un instrumento que usaba diariamente. De todas maneras, y más por entretenerme que por la rigurosidad científica, me decidí a hacer una encuesta sobre temas de gobernabilidad usando un programa gratis en el Internet.
Mandé un correo electrónico a amigos y personas que me han enviado comentarios sobre mis artículos pidiéndoles que llenaran la misma; de estos 50 respondieron y a continuación resumo los hallazgos. Para los puristas del método, aclaro que una muestra de 50 en una población de clase media de aproximadamente 2.7 millones tiene un Margen de Error de por lo menos 15%, aceptando desviaciones de la media de 20%; en otras palabras, háganle caso a Rafelito Acevedo, esto es solo un ejercicio de curiosidad.
A la primera pregunta: “Para ser candidato a una posición electiva en un partido político lo más importante es:” las respuestas fueron como sigue:
Para ser candidato a una posición electiva en un partido político lo más importante es: | |||||
Indispensable | Muy Importante | Importante | Poco Importante | No Importa | |
Preocuparse por el bienestar de los electores | 53% | 16% | 4% | 18% | 8% |
Ser un Líder | 38% | 23% | 25% | 6% | 8% |
Tener gran capacidad intelectual | 38% | 21% | 13% | 15% | 13% |
Tener un grupo grande de activistas que haga campaña | 30% | 20% | 33% | 15% | 2% |
Hablar bien | 17% | 33% | 35% | 9% | 7% |
Tener dinero | 18% | 18% | 23% | 30% | 11% |
Por aquí comenzaron mis sorpresas. Los cínicos tenemos la tendencia a pensar que lo más importante para ser candidato es tener dinero, o por lo menos una claque con dinero que te apoye. Este tema sin embargo quedó en un último lugar con un 41% de los entrevistados considerando que no importa o importa poco. Como no lo entiendo, no lo voy a analizar.
El 69% de los entrevistados entienden que “Preocuparse por el bienestar de los electores” es indispensable o muy importante. ¿Refleja eso la historia de nuestra oferta política? Supongo que para los Balagueristas él se preocupaba por el bienestar de los electores, e igual para los Peñagomistas y Boshistas. Me queda abierta la pregunta de si esa preocupación por el bienestar de la patria y sus habitantes es una característica que mis entrevistados quisieran ver en los candidatos, o es su interpretación de los perfiles de los líderes que han seguido en su historia personal. De todas formas, candidatos, ya saben, a mostrar su interés por el bienestar de sus electores.
En otra interpretación, ¿será que mis amigos de clase media están diciendo que están hartos de tipos sin principios ni vergüenza, que llegan a los cargos públicos a servirse del pueblo? Por la naturaleza de la muestra, presumo que todos, o la mayoría de los que contestaron, tienen una fuente de ingreso más o menos estable y no dependen de quien gobierne para asegurar sus necesidades. Estarían entonces diciendo: Para gobernar necesitamos hombres y mujeres con sentido de deber social, que crean que su misión es hacer un cambio que favorezca a los más necesitados, que abra oportunidades a los dominicanos de desarrollar su potencial y que vayan a servir, no a servirse.
“Ser un Líder” sigue en segundo lugar con 61% de los Indispensable y Muy Importante. Líder es un anglicismo que viene de la palabra Leader, o guía. Es una “persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora.” dice el Mataburros de la Real Academia Española.
Me gusta la interpretación que hace Belén Blázquez Vilaplana del término liderazgo innovador de J. J. Linz (El liderazgo innovador en la transición a la democracia y en la nueva democracia, 1997, Pp 86), para definir al tipo de liderazgo político existente en la actualidad en algunas sociedades democráticas. Señala que este liderazgo es “aquel que es realizado por personas que dirigen con éxito los desafíos que plantea a una sociedad un acontecimiento histórico concreto y cambios políticos o sociales irreversibles, ganándose el apoyo, o al menos, la aceptación de la sociedad, la aprobación del electorado y la tolerancia de las principales instituciones.”
Globalización, la apertura a la competencia internacional, la pobreza creciente en una nación cada vez más rica, la ignorancia, la falta de institucionalidad y seguridad cívica y personal; son más desafíos de los que haya enfrentado ningún político dominicano nunca en su historia. Me pregunto si intuitivamente lo que mis entrevistados señalan con sus respuestas es que quieren a esos hombres y mujeres capaces de dirigir con éxito la nación frente a sus múltiples y opresivos desafíos. Me llama la atención de la interpretación de Blázquez Vilaplana, que se aleja del concepto de Líder Carismático de Max Weber.
No habla del hombre providencial, que todo lo sabe y todo lo puede, que hace brotar agua en el desierto y abre el mar para que su pueblo pase. Habla de “personas”, en plural, gente que es capaz de actuar en lo personal y en el colectivo.
Estas personas no “hacen” cosas, dirigen procesos sociales. Este líder aglutina gente capaz con quienes tiene comunidad de creencias, principios éticos y conducta; con ellos enfrenta la búsqueda de soluciones de forma planificada, metódica y organizada.
Habla de legitimidad, la legitimidad que da el voto. Del apoyo de la sociedad que se manifiesta en el sentido de comunidad con sus dirigentes y que admite sacrificios en pos de metas de bien común.
Este liderazgo recluta el apoyo o la tolerancia de las instituciones; los empresarios, los gremios, los medios, las iglesias, los partidos políticos, etc, todos elementos que cuando actúan por su propio y único interés son capaces de hundir la nación en el caos que hoy vivimos. Ninguna solución se encuentra sin afectar los intereses de algún grupo. En una sociedad sin líderes capaces de concertar el aporte de cada quien a la solución, el tira y jala de los grupos de interés termina en la situación de explotación y miseria de los más débiles y la amenaza de los bienes, paz y seguridad de los pudientes.
“Tener una gran capacidad intelectual” (59% de voto positivo) creo que responde a la percepción de que ya no es el tiempo de los “tiguere gallo”. En tiempos de Internet, de celulares, ATM y “delivery” es difícil ver en la dirección del estado gente de limitada comprensión de la complejidad de la economía y la sociedad. No creo que se espere la solución de todos los problemas a partir de ese candidato, pero si se entiende que debe tener la capacidad de comprender la numerosa y diversa información que se maneja en cualquier sector del estado.
“Tener un grupo grande activistas que haga campaña” obtuvo un 50% de votos positivos, un 33% neutra y sólo un 17% negativo. Interpreto que mis entrevistados valoran la infraestructura de promoción de la campaña con cierta importancia, pero no predominante. Esta percepción puede ser el resultado de la clase social de los entrevistados. En los barrios de clase media los activistas políticos son un “tigueraje bulloso” que incomoda. No estoy seguro que en Manganagua se obtengan los votos necesarios sin la maquinaria electoral que reparte ron, compra votos, llama a los programas de radio y TV y ofrece empleos en el sector público.
“Hablar bien” obtuvo un 50% positivo, pero con menos Indispensable que Muy Importante y con un 33% en posición neutra. La capacidad oratoria ha sido tradicionalmente un atributo valuado entre nuestros electores. Algunos de nuestros políticos imitan el estilo de nuestros líderes recientes, según su parcela. No tenemos ya un ciego culto que haga malabarismos de memoria en discursos de doble y a veces triple pespunte, tampoco un líder carismático que movilice las masas con palabras incendiarias, ni un profesor que reproduzca semillas de lechoza como didáctica de la productividad económica; y no estoy seguro de que hagan falta.
Nuestros líderes actuales usan Power Point y video, tienen sentido de la puesta en escena y leen del “telepronter”, lo peor es que se les nota. En los discursos de nuestros nuevos lideres, como en muchas películas modernas, los “efectos especiales” substituyen el guión, la estrella substituye la actuación y la escenografía substituye la buena fotografía.
En la película de François Truffaut “La Noche Americana” el personaje de Jacqueline Bisset dice: "...Las películas son más armoniosas que la vida, Alphonse. No hay atascos en los films, no hay tiempos muertos. Las películas avanzan como los trenes, ¿lo comprendes?, igual que los trenes en la noche.”. Así avanza nuestra política, como los trenes en la noche, armoniosa en su irrealidad.
Mi encuesta tiene diez preguntas y apenas vimos la primera; dejo a los que hacen el favor de leerme con la amenaza de más por venir.
LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS
El autor es consultor de negocios.
Email: federico@promarketdr.com
Publicado en el Periodico Hoy el 23 de mayo del 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario