jueves, abril 12, 2007

El Barrilito


Un canalla, de los tantos que por vía de la política partidaria ha accedido a una curul, hacía una defensa por radio, hoy en la tarde, del barrilito basada en la “real-politik”.

Su argumento es que la realidad, con la que se confiesa en desacuerdo, de la política en dominicana es el “clientelismo”. Que los electores esperan que sus mandatarios le provean para la receta, las cajas de muerto y hasta su traguito en navidad. En vista de esta realidad, arguye el diputado, se ha decidido proveer a los legisladores con un fondo, de un peso por elector (no aclaró la frecuencia) para que estos puedan atender las demandas de sus constituyentes. Las erogaciones que se hagan de dicho fondo estarán soportadas por:


  • Una carta de solicitud del desvalido

  • Una fotocopia de la cédula del beneficiario

  • Un recibo firmado por el beneficiario por los fondos recibidos

“Los que ignoran esta realidad y tratan de hacer política sin dadivas no ganan elecciones y no tienen forma de acceder a posiciones desde donde puedan hacer cambios”, afirmaba este autodeclarado seguidor de Juan Bosh.


El Vocabulario Jurídico Latino publicado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Católica de Santa María de Arequipa, Perú, tiene una interesante interpretación sobre el término Pragmatismo:


Este sistema de legislar es sinónimo de legalismo, y es una de las múltiples formas que ofrece la organización del gobierno impuro.


El poder público, por muy soberano que se le conciba, no merece el nombre de augusto que el poder supremo da a sus titulares más que cuando en su producción ordenada sigue las normas inflexibles del orden jurídico…


Pero el soberano, legítimo desde su instauración en la sociedad política que gobierna, o purificado por la prescripción o el ascenso de los súbditos, puede no manifestarse en todo momento dentro del marco de la virtud o traspasar límites que el derecho positivo y aun constitucional le tiene señalados y cuando esto ocurre se erige su propia voluntad en legisladora y el quod principii placuit se eleva a la categoría de la suprema norma, originando el vicioso sistema que se denomina pragmatismo y que es la política personal llevada al campo de la legislación, mejor, al de la ordenación jurídica.


¿Qué torcida lógica le dice a este señor y sus compartes del congreso de la república que ellos tienen derecho a tomar dinero del que yo pago de impuestos para comprar conciencias con dádivas que envilecen a la mujer y hombre pobre que las procura? ¿Y a mí, que pagué el dinero que esos señores piensan usar para asegurar su popularidad, me interesa que me represente unos seres viles, bajos y despreciables, que entienden que el pragmatismo está por encima de la ética y los principios?


No, esos señores no me representan, ni a ninguno de los muchos dominicanos que creemos que LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MAS.

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