Un dato que se cita frecuentemente frente a la nueva ley de inmigración de los Estado Unidos proviene del trabajo “The Economics of Inmigration”, producido por George J. Borjas y publicado en el Journal of Economic LiteratureVol. XXXII (December 1994). En el, Borjas concluye que la inmigración tiene un impacto negativo sobre los ingresos de los sectores más pobre de la economía. En lo específico sostiene que el efecto sobre el salario promedio de los nativos que no terminan la educación secundaria es una reducción del mismo en 8.2%. El estudio de referencia analiza también los efectos de la inmigración en la Seguridad Social, Impuestos y Servicios de Beneficencia (Welfare).
Hasta donde conozco no existe un trabajo similar ni en la misma línea sobre el impacto en Republica Dominicana de la inmigración haitiana. Me temo que a menos que lo haga Sonia Pié, van a “acabar” con el que se decida a hacerlo, sin embargo los hechos están ahí. Voy a tratar de analizar los datos que se tienen, pero debo advertir que todas las conclusiones que saque aquí serán inexactas ya que no es un trabajo riguroso de investigación.
Una primera aproximación al problema de la inmigración desde Haití es inquirir cual es la motivación detrás de ella; comencemos por lo económico: de acuerdo a la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) el ingreso anual per cápita de los dominicanos en el año 2005 fue de US$3,815.08, en Haití el mismo fue de US$453.97.
Este dato, sin embargo es parcial, para poder estimar la presión de moverse de Haití a República Dominicana hay que mirar la Distribución del Ingreso. Según los datos de la CEPAL el 74% de los habitantes de Haití tienen que vivir con menos de un dólar al día, que es la línea de la miseria. En República Dominicana sin embargo, este número es un 11%. De la tabla de distribución del ingreso comparativo entre República Dominicana y Haití se puede hacer una inferencia matemática que indica que el 70% de los haitianos tienen una presión económica de más de un 80% para migrar. Calculo que el 25% de menor ingreso no tiene recursos suficientes para pagar los costos que implica el traslado, lo que deja algo menos del 50% con posibilidades de financiar su salida de Haití.
Estos 4,3 millones de haitianos con necesidad y posibilidad de migrar quisieran hacerlo hacia los Estados Unidos o Europa, pero no es tan fácil. Para definir el perfil del emigrante haitiano hacia la RD podemos hacer algunas especulaciones. Los principales candidatos viven en poblaciones de 20,000 habitantes o menos, cercanas a la frontera dominico-haitiana y se dedican a labores agrícolas en predios de subsistencia o son jóvenes urbanos. De los 4,5 millones de habitantes que hemos señalado con necesidad y posibilidad de migrar, aproximadamente 1,9 millones cumplen con los requisitos anteriores. De manera que podemos concluir que en Haití todavía quedan 1,9 millones de habitantes que en un momento u otro se decidirán a cruzar el Río Masacre.
¿A que van a venir? Las habilidades que traen son principalmente agrícolas, pero la economía agrícola de Republica Dominicana es pequeña e ineficiente, compuesta por numerosos “finqueros de fin de semana”. En Haití la agricultura es sinónimo de supervivencia; la mejor evidencia de la eficiencia de esta agricultura de supervivencia está en que según la FAO el “Consumo de Energía Alimentaria Diaria por Persona” medido en kilocalorías en Haití en el 2004 era de 2,110 contra 2,270 en RD.
Según la CEPAL en Haití había 18,9 millones de tareas de “Superficie total cosechada, principales cultivos” en el 2005 mientras en RD teníamos 13,6 millones de tareas, a pesar de tener 50% más territorio y terreno cultivable. La diferencia más notable de la producción agrícola de Haití y RD es que, probablemente por la falta de agua, ellos tenían 4,3 millones de tareas sembradas de maíz, mientras nosotros teníamos la décima parte de eso.
¿Qué van hacer estos emigrados haitianos cuya experiencia es principalmente agrícola cuando lleguen a RD? Una buena parte de ellos seguirá rumbo a las ciudades en busca de ocupación en las labores que requieren el más bajo nivel de habilidades y otros se quedarán echando días en el campo. Sin embargo, preveo la posibilidad de ocupaciones, pacificas o no, de terrenos cultivables o el desarrollo de “siervos de la gleba”; aparecerán campesinos haitianos que cultiven predios sin tecnología y degradando la tierra y le paguen al dueño con una parte de la cosecha.
En cualquier caso, esa migración va a competir en el mercado de trabajo con los dominicanos de menor nivel de preparación; en el 2005 en Haití uno de cada tres personas era analfabeto, en RD uno de cada 10
Según una estimación que hago a “mano alzada”, la presencia masiva de mano de obra no calificada de origen haitiano produce una presión a la baja de los salarios mínimos dominicanos de un 30% o más. Esto básicamente significa que el dominicano que no tenga por lo menos ocho años de escolaridad va a tener que competir por el mismo puesto contra 1,9 millones de haitianos dispuestos a trabajar por una fracción del salario mínimo. Un efecto secundario de esto será la menor necesidad de modernización de la industria dominicana y la reducción de la calidad de los servicios. A medida que la mano de obra se hace más barata, el costo de capital de las actualizaciones tecnológicas las hace menos atractivas. El resultado final será que produciremos económicamente sólo aquello con un alto contenido de mano de obra, en perjuicio de la competitividad de la nación y el valor agregado de la industria local.
Los servicios sociales en RD son malos, sin embargo, son inmensamente mejores que en Haití. Según UNICEF para el 2003 en Haití sólo el 24% de los partos se realizan asistidos por personal sanitario especializado; en RD este índice fue de 95,3%. En Haití para el 2005 había según la Organización Mundial de la Salud (OMS) un médico por cada 4,408 habitantes y en RD uno por cada 661. La carga que significa para los servicios de salud y sanitarios la adición de 1,9 millones de haitianos buscando servicios primarios es financieramente insostenible.
Desde el punto de vista socio ambiental, sólo el 30% de los haitianos tenía servicios sanitarios mejorados en el 2004 según la OMS; en RD el 78% de la población tiene acceso a ellos. No debe pues sorprendernos que para los haitianos migrados tirar la basura a la calle, bañarse desnudos en una llave común y hacer sus necesidades fisiológicas en público sea normal. Esto sin embargo, crea contaminación adicional y degrada el ambiente, sin que sea la intención de los migrados, es simplemente su manera normal de actuar.
El fracaso de la Seguridad Social dominicana puede venir por la vía de una sobrecarga de gastos “solidarios” sobre el régimen contributivo. No creo que haya muchos dominicanos que se nieguen a aportar su cuota de cooperación para ayudar a los compatriotas menos afortunados, pero cuando se le sumen a 1,6 millones de dominicanos pobres 1,9 millones de haitianos en las mismas o peores condiciones el sistema va a colapsar.
Desde el punto de vista fiscal esta migración tiene poco que aportar. La inmensa mayoría de ellos está en un nivel de ingreso libre de impuesto sobre la renta. Adicionalmente su consumo es relativamente bajo y mayoritariamente de productos exentos de ITBIS. De manera que es poco, si algo, lo que puede esperarse de esa migración en términos de aporte fiscal.
El panorama de lo que veo venir en función de la continua degradación de la economía y sociedad haitiana es gris. De dos cosas estoy seguro, la migración va a aumentar, y la comunidad internacional no va a hacer nada por resolver el problema. Calculo en no menos de 10 mil millones de pesos anuales el costo para la sociedad dominicana de 1,9 millones de haitianos.
Nada de lo que he escrito en este artículo es el resultado de un estudio como el de Borjas, es sólo “adivinación educada”. Sin embargo, creo que la necesidad de un estudio serio sobre el tema y una estrategia clara para enfrentarlo es inminente. Solo espero que en el medio de la alharaca de la actual campana electoral, alguien se acuerde que el 16 de agosto del 2008 Haití seguirá ahí, y nosotros también.
LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MÁS
El autor es consultor de negocios.
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Publicado en el Periodico Hoy el 29 de marzo del 2007