Juan Pablo Duarte fue un iluso en el sentido etimológico de la palabra (Del latín illūsus, participio pasado de illudĕre, burlar); no podía ser de otra manera. Aunque su tiempo exigía una maduración acelerada del carácter por las penurias y necesidades del limitado estadio de la civilización, tenía sólo 25 años cuando fundó La Trinitaria. Acometió una tarea hercúlea donde se hizo acompañar de jóvenes iguales a él, que imbuidos en un espíritu de redención arriesgaron vida y hacienda en la tarea. No parece sin embargo que su principal preocupación haya sido que harían una vez obtenido el triunfo. Se prepararon para la lucha, no para la paz que seguiría. Los documentos que constituyen el ideario de Duarte son un listado de principios éticos y morales que sustentan su accionar y lo que él esperaba que fuera la norma de la práctica política.
La paz que siguió, con los resabios militares haitianos intermedios, fue dominada por oportunistas y traficantes del poder. Hateros, comerciantes, profesionales liberales burlaron el Ideario de Duarte y se alzaron con el gobierno a partir de la victoria que arrancó del trabucazo de Mella. ¿Por qué? Quizás la respuesta está en la base organizacional de donde partimos.
Juan Pablo Duarte elaboró un proyecto Constitucional de su propia inspiración, pero no fue éste el que se presentó a la Constituyente de San Cristóbal, sino uno diferente. En ausencia de Duarte del país los Trinitarios pactaron con el grupo conservador para lograr apoyo a su proyecto; si Duarte estuvo de acuerdo con esa firma no lo sé, sin embargo sé que no lo firmó. De este acuerdo sale el Manifiesto del 16 de Enero de 1844, declaración de independencia de los dominicanos y simiente de la Constitución de San Cristobal. El Dr. Julio Genaro Campillo Pérez dice en su libro "La constitucionalidad en Santo Domingo", página 161: "Desde el punto de vista político, la manifestación arroja un acuerdo de lucha común logrado entre los jóvenes miembros del grupo Duartista o Trinitario y el grupo tradicional político y económico que dominaba el país y especialmente la ciudad de Santo Domingo(...) la paternidad del documento se le atribuye generalmente al "viejo y astuto político" Tomas Bobadilla y Briones, primer firmante del mismo".
La verdad es que el hilo conductor de la burla de los conservadores a todos los buenos dominicanos, con Duarte a la cabeza, comienza cuando ponen a los jóvenes Trinitarios a firmar el Manifiesto el 16 de enero de 1844, los lanzan como carne de cañón el 27 de febrero, en marzo mandan a Duarte y compartes a luchar contra la invasión haitiana, en junio vuelve Duarte a trabajar en su proyecto de constitución, tiene que detenerlo nuevamente cuando es enviado al Cibao; finalmente el 10 de septiembre declaran traidores a los Trinitarios y arman su constitución el 6 de noviembre. Primera burla a la ilusión y sacrificio de aquellos buenos patriotas, que se ha repetido una y otra vez a lo largo de estos tristes 164 años de engaños y abusos.
El ejemplo norteamericano
En 1757 George Washington se candidateó para ser miembro de la Cámara de los Comunes de Virginia, el principal cuerpo legislativo de ese estado en período de la colonia. Para ayudar su candidatura, Washington le ofreció a los electores entregarles una litro y medio de bebidas alcohólicas a cambio de sus votos (Thayer, G., 1972, .Who Shakes the Money Tree? American Campaign Financing Practices From 1789 to the Present, New York: Simon & Schuster). Sin ánimos de comparar, no veo a Duarte repartiendo las vituallas de la tienda de su padre para que lo apoyaran en la búsqueda del ejercicio del poder.
Aunque Washington es el actor principal de la independencia norteamericana, son los "Padres Fundadores" los que organizaron la naciente nación. Este grupo redactor de la constitución era un grupo intelectualmente desarrollado que había discutido ampliamente el rol del estado, el gobierno y su organización. Los "Papeles del Federalista" producidos por Alexander Hamilton, John Jay y James Madison son una lectura igual de relevante hoy como en 1788 si se quiere discutir los argumentos, limitaciones y validez de la organización democrática.
En su introducción a los Papeles Hamilton escribió: "Se ha destacado con frecuencia que parece haber sido reservado a las personas de este país, por su conducta y ejemplo, responder la importante pregunta de si las sociedades humanas son realmente capaces o no de establecer un buen gobierno partiendo de la reflexión y la elección, o si están destinados para siempre a depender para sus constituciones políticas del accidente y la fuerza."
Previo a poner la recién escrita constitución de los Estados Unidos al referéndum general del pueblo, en sus conclusiones Hamilton dice: "Ninguna parcialidad de motivos, ningún interés particular, ninguna opinión orgullosa, ninguna pasión temporal o prejuicio, le justificará a sí mismo, a su país, o a la posteridad, una elección inapropiada del papel que le toca jugar (al ciudadano). Cuídese de una obstinada adhesión a su partido; reflexione que el objeto sobre el cual debe decidir no es un interés particular de la comunidad, si no la existencia misma de la nación;"
Ahora
No creo que sea tarde para retomar la labor inconclusa de Duarte. De alguna manera tenemos que elegir hombres que refunden la patria sobre la base de los principios éticos del patricio, pero con una visión clara de que los mecanismos de nuestra democracia deben evitar que los herederos de Bobadilla y Santana sigan usando el empobrecimiento que envilece la población para sus fines antipatrióticos.
Si algo debemos aprender del devenir del esfuerzo de Duarte es que el punto de inflexión, donde se perdió la posibilidad de una democracia plena es cuando los Trinitarios aceptaron firmar con los conservadores el Manifiesto de Independencia. Bobadilla vive y ejerce el poder desde hace 164 años. Pactar con el oportunismo, el robo, peculado, populismo y corrupción es perpetuar su herencia.
El decurso de los últimos 40 años de historia republicana nos ha llevado a pactar con unos partidos políticos que representan las peores lacras del espíritu humano; es tiempo de cancelar ese pacto. Todos los días escuchamos que "se está atentando contra el sistema de partidos"; propongo que lo dinamitemos.
Las constantes violaciones de la ley por parte de nuestras instituciones políticas me hacen invocar el Artículo 15 de la Constitución que Juan Pablo Duarte no pudo acabar de escribir: "La ley es la que da al gobernante el derecho de mandar e imponer al gobernado la obligación de obedecer, de consiguiente, toda Autoridad no constituida con arreglo a la ley es ilegítima y por tanto no tiene derecho alguno a gobernar ni se está en la obligación de obedecerla".
Estoy seguro que Duarte hoy, como a su regreso de Europa, repetiría su observación: "…nosotros, los dominicanos, tenemos fueros y libertades que hacer valer. Nuestro derecho a vivir en libertad y dignidad se nos ha arrebatado."
LOS QUE QUEREMOS LA DECENCIA SOMOS MAS