La mitología de nuestra época no es religiosa, sino política, y sus principales mitos parecen ser, por un lado, la “representación” del pueblo, y por el otro, la pretensión carismática de los líderes políticos de estar en la posesión de la verdad y de actuar en consecuencia.
Bruno Leoni, Freedom and the Law (1961).
Cuando a Juan Bosh le dio por desbarrar de la democracia como se practicaba en el caribe imperial, comenzó a llamarla “La Representativa”. No se si en ese momento hubía leído a Bruno Leoni en su libro “Libertad y La Ley”; Leoni fue catedrático de Teoría Legal y Teoría del Estado en la Universidad de Pavia, Italia. Sostiene como nodo central de su trabajo que en la sociedad moderna el cuerpo legal se desarrolla en detrimento de la libertad individual. Este cuerpo legal está formado por el poder judicial y más vigorosamente por el poder legislativo.
Las leyes fiscales y la ley de presupuesto son la intervención del estado en el bolsillo del pueblo. Las primeras definen lo que el estado ha de demandar de sus ciudadanos y la segunda como ha de gastar lo que recaude. Las leyes fiscales, cual que sea, no son bienvenidas cuando pretenden sacar más dinero a favor del gobierno; las segundas sólo son observadas en lo general, pues la aplicación específica del presupuesto es algo que nos enteraremos muy al futuro y sin detalle. Hay parámetros que señalan lineamientos generales: preguntarse ¿Cual es la Carga Fiscal, de donde sale y como se compara con otros países? es la forma más general de medir que tan razonable es el costo del estado.
Según las estadísticas del Banco Central para el año 2005 las recaudaciones del gobierno dominicano fueron equivalentes a 17.8% del PIB. Eso poco más o menos significa que de cada RD$5.60 que se producen en el país un peso se le entrega al gobierno. ¿Cómo se compara eso con otros países?
La CEPAL presenta las estadísticas del Gobierno Central solamente, por lo que los porcentajes son menores, pero como lo que es igual no es ventaja, permite las comparaciones. El otro punto que nos permitimos agregar es el Índice de Percepción de la Corrupción, o “Índice de Transparencia” publicado por Transparencia Internacional para el mismo año.
Ingresos Tributarios Sobre el PIB e Índice de Transparencia, 2005 | ||
País | % | IT |
Uruguay | 17.7 | 5.9 |
RD | 16.8 | 3.0 |
Nicaragua | 16.7 | 2.6 |
Perú | 13.8 | 3.5 |
Venezuela | 12.0 | 2.3 |
Paraguay | 11.9 | 2.1 |
México | 9.7 | 3.5 |
Panamá | 8.9 | 3.5 |
Fuentes: CEPAL, Sistema de Consulta Integrada, diciembre 2006. Transparencia Internacional, IPC 2005. |
Estamos en la segunda posición de la muestra en cuanto a porcentaje del PIB que se lleva el Gobierno Central, sólo precedidos por Uruguay, sin embargo, somos el quinto de los ocho países en cuanto a transparencia, seguidos por Nicaragua, Venezuela y Paraguay. En conclusión, tenemos un gobierno caro, pero el problema de la corrupción lo hace mas caro aún, pues los fondos que deberían ir al combate de la pobreza se pierden en las uñas de los corruptos.
Si los ingresos del gobierno suben porque le cobra más a las empresas y a los ricos para ayudar a los pobres, eso está bien. Los Impuestos Directos son aquellos que afectan más al que más tiene: el Impuesto Sobre la Renta y el Impuesto sobre Beneficios de Juegos de Azar. Este renglón representa para el 2005 el 18.8% del total de los ingresos del gobierno, habiéndose reducido del 22.3% que fue en el 1990.
Los Impuestos Indirectos se aplican al consumo y alcanzan a todo el mundo; estos son el ITBIS y los selectivos. Para el 2005 los impuestos indirectos constituyen el 49.0% de los ingresos del gobierno; quince años atrás, en 1990, este renglón aportaba sólo el 24.9%. Los impuestos indirectos son más o menos justos en proporción a la distribución del ingreso. Si todos los dominicanos ganáramos igual pagaría más impuesto el que mas gaste, lo cual es equitativo. En una sociedad profundamente desigual como la nuestra, los que menos reciben tienen la necesidad de gastar una mayor proporción de sus ingresos para mal vivir. Por tanto, lo que pagan de impuestos indirectos como parte de sus ingresos es inmensamente mayor que los que reciben ingresos superiores. En resumen, en República Dominicana se le cobra más a los que menos tienen: ¿por qué?
La historia político-económica reciente de República Dominicana insinúa dos cosas: a) la democracia representativa dominicana representa a los que más tienen, no al pueblo que vota, y b) la representación de los votantes ha caído en manos de un grupo de empresarios de la política agrupado en ONG’s llamadas partidos que la ejercen como medio de enriquecimiento.
A partir del 1966 los líderes de los partidos políticos comenzaron a financiar sus campañas a través de los grupos de intereses económicos. La corrupción en el ejercicio del gobierno crea riqueza en manos de estos líderes políticos y el anillo alrededor de ellos, permitiendo al liderato obtener un botín de guerra que les facilita seguir compitiendo por el mismo. Habiendo más para gastar, las campañas se hacen cada vez más caras. De la misma manera, mientras más tiempo se está fuera del poder, o más honesto se es en su ejercicio, menos capital se acumula que permita ser un competidor con posibilidades.
La opinión del que vota se nutre de las informaciones que le llegan por los medios de comunicación de masas, estos a su vez han sido adquiridos por grupos económicos que los usan para presionar a los políticos. Los profesionales de estos medios son “bocinas” extraoficiales de uno u otro candidato y la representación del pueblo la tienen los “interactivos” pagados por los políticos; todo por y con cada vez más dinero.
En la provincia Independencia hubo 21,873 votos válidos en las elecciones del 2006 para la posición de Senador, el ganador de las mismas obtuvo 8,444. Sumando los 52 salarios (13 por año), las 48 asignaciones de gastos y la mitad del valor de las dos exoneraciones que le tocan, cada voto obtenido tiene una renta potencial de menos de mil pesos en los cuatro años. Si se toma como modelo de negocio, ser candidato a senador en la provincia más pequeña del país no es negocio, imagínese el lector lo que será en La Vega con 146,000 votos válidos. Estoy totalmente seguro que ocho millones de pesos en la campaña de la provincia Independencia gastó el candidato que quedó en último lugar. Estoy además seguro que no importa cual candidato ganara las elecciones nada cambiará en Jimaní.
Los dominicanos pobres y de clase media estamos secuestrados por una “Democracia Representativa” que utiliza el sistema de partidos; partidos que demandan un botín cada vez mayor para poder mantener la espiral de gastos que implica asaltar o mantenerse en el poder. Estamos secuestrados por medios de comunicación en manos de grupos de intereses económicos miopes que sólo ven el beneficio de corto plazo. Medios manejados por “comunicadores independientes” que viven de las boas políticas y donde la “opinión pública” es Bigote, el Líder de Herrera. Estamos secuestrados por organizaciones de la “Sociedad Civil” cuyo propósito es mantener el estatus quo, y es que la mediación entre los mercaderes del templo es más rentable que la justa ira del látigo del Nazareno.
Los pobres y la clase media dominicana somos tan inofensivos para nuestros depredadores que se nos permite decir lo que queramos. Hasta que se iluminen las mentes de los que tienen algo que perder y tomen medidas para romper este circulo vicioso de partidos-gobierno-sociedad civil sin chequeos ni balances seguiremos haciendo uso de la impunidad que nos permite decir lo que pensamos, porque total, a nadie que es alguien le importa.
El autor es consultor de negocios
Email: federico@promarketdr.com
Publicado en el Periodico Hoy el 30 de diciembre del 2006