Quizás por nuestra insularidad, tenemos la visión de que todo el mundo tiene los ojos puestos sobre nosotros y que somos víctimas de una conspiración mundial para mantenernos subdesarrollados.
Sexo Urbano es una serie que produce HBO y que socarronamente “investiga” los lugares de sexualidad urbana de América Latina con el propósito de producir material del que los pornógrafos llaman “softcore”, o pornografía suave. Con motivo del fascículo sobre Santo Domingo pude oír y ver diferentes opinantes locales que hablaban desde demandar a los productores, hasta la conspiración para hacernos daño como nación. Para mí, lo más penoso es que HBO haya hecho un documento fílmico tan pobre y estéticamente ingrato usando prostitutas de Boca Chica. ¡Es tanto lo que tiene que brindar al espectador la prostitución High-End de las megadivas en yipetas que se pueden observar en todos los restaurantes caros de la ciudad; que desperdicio! Pudimos haber tenido un tremendo material de promoción para los turistas sexuales ricos con sólo contactar uno de los servicios de escolta que operan en la ciudad usando jovencitas de clase media, que han descubierto la nueva ética del “to’ e to’ y na’ e na’” que tan bien ha servido a nuestros políticos. Espero que no haya sido el pudor del amigo Felucho lo que impidió que se dirigiera mejor esta investigación fílmica de los hábitos sexuales de nuestra desparpajada sociedad.
Paul Wolfowitz sorprendió a todo el mundo cuando al tomar el asiento de Presidente del Banco Mundial (BM) en mayo del 2005 declaró que la Lucha contra la Corrupción sería el principal objetivo de su mandato. Los primeros sorprendidos fueron los economistas del staff del banco pues, dado los nuevos y sorprendentes giros de la economía mundial, estos esperaban que se enfocara en cosas como la asincronicidad de los ciclos económicos, o la estabilidad cambiaria internacional frente al peso creciente del Renminbi Chino y su política de paridad fija, o cualquiera de los otros problemas teóricos que ocupan las mentes de los economistas más preclaros de la institución; alguno llegó a decir que Wolfowitz estaba haciendo demagogia o que su mandato no tenía un tema de trabajo.
A los nueve meses de su gestión, el BM de Wolfowitz había retenido un desembolso de $800 millones de dólares a proyectos de salud de la India, bajo el alegato de que los políticos Hindúes estaban “metiendo mano”; le había congelado los prestamos a la República del Chad, porque su gobierno no cumplió con el compromiso de destinar el exceso de ingresos por concepto de petróleo a la lucha contra la pobreza; el BM canceló 14 contratos de préstamos para construcción de carreteras en Bangla Desh por haber sido otorgados en concursos corruptos, lo que provocó la destitución de tres ministros y colocó a las firmas internacionales ganadoras en la “lista negra” del BM para participar en proyectos; el BM también congeló cinco préstamos a Kenya por corrupción. En Argentina el BM suspendió un proyecto donde algún dinero parece que había ido a “engrasar” la maquinaria electoral del Partido Peronista antes de las elecciones del 2003; el nuevo gobierno sometió a la justicia a un funcionario y despidió a 10 más. En febrero de este año, el BM se negó a concederle a la República del Congo la condonación de la deuda, a pesar de que el FMI había certificado que el país merecía ese tratamiento. Wolfowitz hizo circular las extravagantes facturas de hotel del Presidente del Congo y la negativa de los auditores de KPMG de certificar los estados financieros de la compañía estatal de petróleo por los últimos tres años y finalmente decidió no darle la condonación.
Con ese cuadro como referencia, me parece que la Sra. Brinneman ha sido sumamente delicada en su trato para con nosotros. El USAID invirtió en el desarrollo de la República Dominicana $23.4 millones de dólares en el 2005, $21.8 en el 2006 y ha solicitado $29.3 millones para invertirlos en el 2007. Según el sitio web de la misión del USAID en RD (http://www.usaid.gov/policy/budget/cbj2006/lac/dr.html) en el 2005 invirtieron $4.9 millones en ayuda para la prosperidad económica y seguridad ciudadana, $5.4 en temas de democracia, gobernabilidad y derechos humanos y $12.8 en salud.
A Doña Brinneman le ha tocado financiar con $455 mil dólares los reportes sobre el sector eléctrico preparados por los consultores que vinieron a ver como ayudan al gobierno a manejar el déficit financiero del mismo. Yo no he leído el reporte, pero estoy razonablemente seguro de que si son serios, deben estar escandalizados de los manejos turbios, de las violaciones a la Ley de Electricidad en perjuicio de los consumidores y del profundo olor a podrido del mismo.
Cuando Doña Brinneman dice que el sector bancario está retrasando el desarrollo del mercado secundario debe saber de lo que está hablando. Su oficina se gastó $220 mil dólares en contratar el Boston Institute of Development Economics para apoyar el desarrollo del mercado secundario de valores con la intención de mejorar el manejo financiero del gobierno y la movilización de capitales privados vía la emisión de títulos-valores. Estoy seguro que el “guayón” que debe haberse dado Doña Brinneman tratando de que los fondos de la Seguridad Social vayan a instrumentos financieros de largo plazo, en lugar de que los manejen los bancos, tiene que estarle picando todavía.
Doña Brinneman también sabe de lo que habla cuando critica nuestro sistema educativo; en el 2005 se gastó $1,584,000 dólares en programas para mejorar la calidad de la educación básica en esquemas para que las comunidades “adopten una escuela”. También trabajaron en expandir el sistema de pruebas nacionales y en usar los resultados para la reforma curricular. Por si a alguien se le ocurre preguntar, los consultores que realizaron el trabajo fueron la Universidad del Estado de New York y el Instituto del Banco Mundial.
Entre otros proyectos, Doña Brinneman se gastó $2.9 millones en asistencia al sector público y privado para la promoción de exportaciones y $1.5 millones en mejorar la administración sostenible de los recursos naturales y la biodiversidad
Lo voy a dejar ahí, para que no me acusen de estarme buscando un picoteo con la USAID. Pero si hay alguien en este país que cumple con el requisito del camarada Mao Tse Tung de que “sólo el que investiga tiene derecho a la palabra” es Doña Brinneman.
Si nos dice que hay corrupción, que nuestros poderes económicos locales conspiran contra el desarrollo y que nuestra educación está produciendo analfabetos funcionales, callemos la boca y escuchemos, esa es sólo la verdad, dicha por alguien que en lugar de palabrerías baratas y queridas de lujo, está haciendo algo por mejorarnos, a pesar de nosotros mismos.
Publicado en el Periódico Hoy el martes 4 de julio, 2006